IVM Andrés

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El documento sugerido plantea al inicio las condiciones y las tendencias de la pobreza; empieza diciendo que la pobreza en México es un desafío importante y se encuentra asociada a una gran desigualdad. Y continua, la pobreza tiene muchas dimensiones, como son las capacidades humanas —en especial la situación educativa y de salud—, el acceso a la infraestructura, los ingresos, la vulnerabilidad y la inclusión social. Lo anterior citado es algo que enfrenté hoy al caminar junto con mis compañeros de equipo en una parte de la comunidad de la ladrillera.

Fue impresionante ver de cerca esa pobreza que forma parte de estadísticas que buscan explicar los motivos y dar soluciones. Allí me encontré con familias que desafían con su trabajo esas tendencias asociadas a la desigualdad. Ví de cerca otras dimensiones que no profundiza el documento, explico, conocí a una familia que trabajaba unida y que en su rostro transparentaba ganas por salir adelante, con una madre que motiva a sus hijos a seguir estudiando y que su limitada formación académica no le impide buscar a Dios en las escrituras sin olvidar a la Buena Madre en su advocación de Guadalupe.

Al continuar caminando conocí a un señor amable que nos dio a conocer su trabajo y el esfuerzo que este requiere cuando la naturaleza no es favorable. Nos habló de los limitados ingresos que su labor le genera a su familia, nos explicó que los gastos en despensa no son programados, viven al día: "si hoy gano 200 pesos se los doy a mi señora para comprar una cartera de huevos, cebollas, un tomate… o lo que alcance". Toda la plática fue sin dejar de batir la mezcla de estiercol con arcilla que le llegaba hasta las rodillas y orgulloso de hablar del apoyo de su esposa y sus hijos. Junto a esa área estaba otro joven (33 años) realizando la misma labor pero de manera independiente. Nos enteramos que ellos trabajan en esa tierra pero que pertenece a otra persona. Imaginé su explicación sobre el uso de esa tierra como si estuvieran cosechando ladrillos para un patrón, igual que en otros ranchos cosechan algodón.

Por último llegamos con una familia que nos comentó que estaban ante una nueva experiencia, ellos se habían independizado y ahora rentaban un pedazo de tierra para hornear y vender sus ladrillos, la renta: 1000 ladrillos por la tierra y otro tanto por el agua. Esta familia ha participado de los programas que menciona el documento, ha recibido apoyo y, aunque es mínimo, ellos lo agradecen y lo aprovechan al máximo.

La experiencia de hoy me enseño tres cosas: la unión familiar, una actitud positiva para trabajar y el compromiso con Dios y mi país.

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